Blog personal dedicado al análisis de la política nacional española y la local pitiusa y balear. Este es el blog de un militante de Unión Progreso y Democracia. Español, agnóstico, librepensador, demócrata.

martes, 18 de enero de 2011

El Turismo Pitiuso y su larga tradición en las redes sociales.


Lo dicen todos los tecnogurús: las redes sociales son el futuro de internet (el presente en muchos casos). No hay promoción posible sin estar presente en ellas. Sin embargo, en Ibiza y Formentera, estamos abandonando esta promoción, pero no en el aspecto que un lector de estas líneas podría llegar a pensar a priori. Pues quiero llamar la atención acerca de la larga tradición existente en las Pitiusas acerca de este tipo de marketing. Por que, sepan Vds. Estimados lectores que el empresariado turístico de Ibiza y Formentera cuenta con más de 80 años de experiencia en este tipo de promoción.

¿Habré leído bien, ha dicho 80 años? ¡pero si Internet apenas cuenta con treinta años de vida!

Han leído Vds. Bien, éramos pioneros en la industria turística, porque antes de las ferias, antes de los tinglados institucionales, antes de nada, existieron unos empresarios totalmente entregados, quienes se lanzaron a la promoción de esta tierra como destino turístico internacional. Y sí, fueron pioneros en las redes sociales, en la más fundamental de todas, que es la realidad “real”, el boca a boca, la satisfacción de todos los visitantes que, poco a poco, iban llegando cada vez más atraídos por los comentarios, las alabanzas y hasta el entusiasmo de los precedentes.

Ese es el marketing primigenio en las redes sociales, por que no hay que perder de vista nunca que las así llamadas “social networks” tienen siempre dos componentes, el componente de red, de interconexión, (antaño el boca a boca, la epístola, la postal y la foto analógica, hogaño la web) y el componente social, es decir las personas, los seres humanos que están en cada uno de los nodos de esa malla. El mito de la Isla Mágica, la isla Blanca o los años dorados de Ibiza no era más que eso: una comunidad mundial teniendo nuestras islas como vínculo, algo de ello queda todavía en Formentera.

Pues bien, estamos haciendo, tal vez demasiado hincapié en el “Hardware”, en los media, en los canales y mensajes, y estamos olvidando por completo el otro aspecto, el (vamos a decirlo así) “manware” o “soulware”, el componente humano. Y esto, señores, no se arregla con cuatro campañas institucionales, ni presencia espectacular (o no) en las ferias.

Cada vez que un turista abandona nuestra casa, con la sensación de haber sido estafado, insatisfecho, disgustado con la actitud del personal o de los propios ciudadanos, disgustado con la suciedad y porquería en las calles y playas, disgustado por la desatención, por la insuficiencia de servicios de transporte, por la falta de profesionalidad, o con algunas conductas o provocaciones de esos “otros” turistas… eso es un impacto negativo directo en nuestra imagen, en nuestro sustento. Y si tejer una red social de alabanza y apoyo de las pitiusas costó décadas, hoy día, con el vertiginoso poder de difusión de internet, se puede destruir todo ese vínculo social en una sola temporada. Y algo de ello hemos vislumbrado no hace mucho. Los vídeos virales del “balconing” no son más que un torpedo impactando en la línea de flotación de nuestra industria.

Para tejer una red social fuerte, que nos de sustento económico y vital, es preciso volver la vista a lo básico, a los orígenes de todo esto. Hay que rescatar el orgullo por el trabajo bien hecho, por el oficio, hay que volver a apreciar -en lo que verdaderamente vale- ese cariño de las personas que deciden gastar una parte de su dinero y su tiempo visitándonos. Hay que volver a ser artesanos del turismo, no industriales. Y para eso, necesitamos una política adecuada, no exclusivamente centrada en la promoción, si no una atención a esos detalles del sector que dan satisfacción a cada visitante. Todos viajamos al extranjero hoy día, afortunadamente. Seguro que tenemos centenares de ejemplos de situaciones, de servicios, de elementos, que nos gustaría ver (o volver a ver) aquí de nuevo. Y no tienen que ser necesariamente producto de una inversión desaforada en infraestructuras y campañas publicitarias grandilocuentes.

Como suelo decir irónicamente, no sé como nos las apañábamos antes de que la promoción turística fuera abducida por la política. O, dicho de otro modo, hace falta un nuevo enfoque en todo esto, y dejar más protagonismo a los verdaderos actores de este sector, los empresarios turísticos, que fueron en definitiva, quienes lanzaron y promocionaron esta pionera “social network” que fueron las Pitiusas de antaño, sin perder de vista lo primordial, el ser humano que hay en cada turista que nos vista. Quisiera que, coincidiendo con Fitur, los actores de este segmento económico, políticos y empresarios, reflexionaran fructíferamente –es decir, emprendiendo las acciones adecuadas- acerca de esta realidad.