Lo que Rosa me ofreció....

Sé que he estado mucho tiempo inactivo sin escribir en este blog, que es mi ventana al mundo. No ha sido por desconsideración o desdén hacia vosotros, lectores fieles. Las circunstancias personales y laborales pueden más que la voluntad en ocasiones.

Pero hoy estoy de nuevo aquí, dispuesto a comunicarme con todo aquel que se identifique con los ideales que inspiran esta página personal. Y hoy es un día especial, puesto que se ha realizado la votación del comité local de Ibiza, cuya lista tengo el honor de encabezar. Hasta que se puedan hacer público el escrutinio y sean oficiales los resultados, solo me resta agradecer la participación de todos aquellos afiliados que han depositado su voto en la urna.

Pero éste no es el único motivo por el que hoy retomo la pluma y me dirijo al mundo. Hoy quiero recapitular en mi vida estos cerca de dos años ya en la política, con minúsculas, con humildad y hasta con cierta invisibilidad, dadas las circunstancias mediáticas. Hoy escribo para recordar por qué me embarqué en este proyecto político, como tantos otros españoles anónimos, y por qué sigo. Os lo diré:

Fue la promesa que me hizo Rosa Díez, de incontables  noches en vela preparando documentación y estudiando legislación, la seductora idea de hacer mítines en locales casi vacíos (casi) y la de prestar mi voz y mi presencia al proyecto político de UPyD, la de significarme políticamente frente a mis amigos (y enemigos) mis familiares y allegados dejando de lado la tranquilidad del anonimato que tanto añoro. Fue generosa oferta de pagar de mi bolsillo gastos, viajes y una bonita cuota para formar parte de un proyecto político del que jamás sabré si podrá perdurar, fue la alegre camaradería en aquellas noches  pegando carteles... Fue sobre todo, la entusiasmante idea de convertirme en uno más de esos fulanos, -los políticos- a quienes yo particularmente tenía en tanta estima y consideración. Todo eso es lo que me prometió Rosa, y a fe mía que he cobrado con creces...

Direis entonces, ¿si tan amargo es este destino, a qué esperas para marchar?  La elección está clara si la comparáis con lo que se me ofrece desde los otros partidos, a mí, a vosotros y a todos los ciudadanos: el dudoso privilegio de poder odiar y maldecir a una clase dirigente mientras presenciamos como roban y mienten con la impunidad que ellos mismos se han regalado. El dudoso placer de vivir en una sociedad sin rumbo, embrutecida y cáda vez más bovina, a cambio de las migajas de la riqueza y binenestar común que ellos dilapidan a manos llenas.

Es cierto, Rosa me ofreció trabajar gratis, sin perspectivas de medrar y sin ninguna certeza de éxito. Pero, ¿y qué me ofrecen los demás? La nada más absoluta, un dócil trayecto hasta el matadero, un descabello indoloro... Ahora, por lo menos puedo ser actor y dueño de mi propio destino, puedo participar y marcar la senda de mi vida, pues de éso y no de otra cosa es de lo que estamos hablando, lo que nos estamos jugando es -ni más ni menos- nuestra libertad.


A todos aquellos que, como yo, quieran elevarse por encima de la hedionda cienaga que tan magnánimamente nos han regalado nuestros líderes patrios, os invito a uniros a nosotros. No os puedo prometer más de lo que lo que a mí me ha tocado, pero os lo prometo en abundancia. Merece la pena dejar de ser un trémulo grumo en la gelatina social e intentar ser un individuo. Nada de lo que damos por sentado nos está asegurado de por vida si no lo defendemos como si nos lo pudieran arrebatar de nuestras manos hoy mismo.

Recordad lo que os digo, por que desgraciadamente muy pronto vais a comprobar que es así. Nos esperan días aciagos, días de incertidumbre en la que todo puede suceder. Una vez más os recuerdo que tenemos el destino de España en nuestras manos -y no hablo únicamente de nuestro partido- hablo por todos aquellos ciudadanos que, como yo, y desde cualquier sigla intentan levantar este país, que vive arrodillado desde aquel negro 11 de marzo de 2004. De nosotros, ciudadanos libres y conscientes, depende el destino de nuestra sociedad y el de nuestros hijos.

Gracias.