Blog personal dedicado al análisis de la política nacional española y la local pitiusa y balear. Este es el blog de un militante de Unión Progreso y Democracia. Español, agnóstico, librepensador, demócrata.

sábado, 10 de octubre de 2009

Por una política laica...

Me he reservado este fin de semana para entregarme a fondo en la redacción de este nuevo post, que considero de la máxima importancia aunque pudiera parecer que se trata de un tema menor de malversación de fondos públicos. Tal vez sí es menor en la forma y cuantía, pero no en el fondo, por que creo que es un aviso de cómo están yendo las cosas en nuestra sociedad.

Pero antes de empezar a desgranar el suceso, quiero que lean Vds. una enmienda que propuse para su debate al próximo congreso de UPyD, (en la esperanza de que sea admitida) que tiene una relación nuclear con este asunto. Ahí va el texto, que complementa el Título "I.5 – Una política laica" del borrador de la ponencia política. En mi enmienda añado un texto al párrafo 49, de tal manera que queda así (el texto en azul es de la ponencia, en rojo mi enmienda).

49. - Tampoco es aceptable la pretensión de que el Estado deba hacerse cargo del coste de la educación religiosa o catequesis de las distintas confesiones, sean estas tradicionales o nuevas, y que reconozca la validez académica de los conocimientos así transmitidos, o excepciones laborales como el nombramiento de profesores de religión por la jerarquía religiosa respectiva, al margen del sistema general de titulación y contratación del personal docente. Por el contrario, el principio de separación de creencias religiosas y leyes democráticas pone de relieve con mayor fuerza, si cabe, la importancia de una educación pública laica universal y de calidad. Cosa distinta es el papel que debe tener la enseñanza de las creencias religiosas como fenómeno cultural e histórico de imprescindible conocimiento para comprender el mundo actual y prevenir corrientes xenófobas o fobias contra determinados creyentes y comunidades religiosas. Del mismo modo en que el laicismo democrático no tiene nada que ver con el ateísmo militante de ciertos regímenes totalitarios, el carácter privado de la catequesis y predicación religiosa no excluye, en absoluto, la inclusión en el currículum educativo de asignaturas sobre creencia religiosas.

No obstante, creemos firmemente que el progreso social y cultural se sustenta en los pilares de la ciencia y la razón. Por ello, el estado debe poner especial empeño en formar a sus ciudadanos con el espíritu crítico necesario para discernir éticas y morales religiosas de las meras supersticiones. Y de entre éstas éticas y morales, cuales son fundadas o admisibles y cuales no, en congruencia con los principios democráticos que nos mueven.

Consideramos el escepticismo como base fundamental del progreso científico, pero también del social y el cultural, y por ello debe ser también introducido o reivindicado, del modo más conveniente en nuestro sistema educativo. Debemos poner todas los instrumentos del estado, a trabajar en la educación, para que cada vez haya menos ciudadanos que se vean en la necesidad de o predispuestos a recurrir a prácticas y/o creencias irracionales como planteamiento vital.

Debemos hacer un esfuerzo educativo, pero también otro muy importante a nivel de medios de comunicación y estamentos sociales, para erradicar definitivamente la superstición de entre los usos socialmente admitidos. El estado debe posicionarse firmemente ante todos los intentos de manipulación psicológica, estafa y engaño por parte de elementos como las sectas peligrosas, pero también los extremismos nacionalistas, los radicalismos, los medios de comunicación poco éticos etc. etc.

Debemos evitar que, los ciudadanos, y en especial nuestra juventud, caigan fácilmente en estas trampas dotándoles de los instrumentos de discernimiento adecuados, pero también poniendo fuera de la ley a todos aquellos que difundan y promuevan mensajes dañinos para su integridad moral e incluso física: webs dedicadas a temas autodestructivos, pseudomedicinas y mancias presentados -sin complejo alguno- como un mero servicio más, eso sí con desmedido ánimo de lucro, e incluso fomentadas desde algunas administraciones autonómicas; medios de comunicación manipuladores cómplices con estas prácticas, publicidad o programas con mensajes de malos hábitos y que pueden provocar confusión y desinformación sexual de los adolescentes, etc. etc.

Y bien, ahora la noticia en cuestión: hace no mucho tuve conocimiento de que las dependencias de la Consellería de Interior de la Generalitat de Catalunya serán adaptadas siguiendo los principios del Feng Shui. (ver noticia aquí). Ésto es lo que verdaderamente me produce preocupación. Estas gentes, que se reputan de izquierdas, no practican una política laica, en realidad han reemplazado una superstición por otra más de moda, más acorde con su "pensamiento".

¿Que qué es el Feng Shui?, pues no es ni más ni menos que otra corriente de superstición asiática, maquillada de filosofía/ciencia con una ampulosa verborrea carente de todo sentido y sin ningún fundamento empírico. Mas o menos como la medicina tradicional China, vamos.

Ya oigo el rumor del espanto en quienes me lean: ¿Qué ha dicho? ¿Que la acupuntura y las pócimas chinas son superstición? ¿Que el feng shui es un engaño? ¡¡Sacrilegio!! pero si hasta hay universidades que imparten estas "enseñanzas milenarias", pero si la medicina china está incluida en el sistema sanitario de ese país, pero si hay incontables arquitectos (papanatas, añado) que no diseñan ni trazan una sola linea sin consultar el Feng Shui. ¡¡como se atreve!!

Me atrevo por que me asiste la razón. Y me explico. Durante la revolución maoista, aquellos chinos que sobrevivieron a la hambruna de su revolución agrícola (como parte del "Gran Salto Adelante") tenian la fea y fastidiosa costumbre de ponerse enfermos, necesitar medicinas y médicos. Mao, que no tenía ni un pelo de tonto, sabía positivamente que su "comunismo" daba para el ejército rojo pero no alcanzaba para un sistema sanitario universal ¿Qué hacer? muy sencillo, dar un placebo a la población, en forma de medicina tradicional china. Así mataba dos pájaros de un tiro, se abrían miles de consultas y se habilitaban a miles de profesionales del curanderismo, y de paso, la revolución comunista se abrogaba el título de defensora de la tradición milenaria china (cosa que después, durante la revolución cultural, se encargaría de desmentir de una manera bastante sangrienta). Es decir, lo que era una receta de un gobernante trilero tomó carta de naturaleza estatal y, siguiendo con el engaño, se habilitaron "universidades" que eseñaban toda suerte de magias tranvestidas con un lenguaje ampuloso de pseudomedicina.

La cosa se vuelve un poco más seria cuando toda una suerte de papanatas y chiflados vuelven los ojos a oriente para su inspiración espiritual. Es entonces cuando encuentran que ¡oh ironia! los chinos, más comunistas y revolucionarios ellos que nádie en el mundo, han dado carta de naturaleza a sus mas "antiguas tradiciones y sabiduría milenaria". Es en ese momento, cuando la medicina tradicional china se reviste de prestigio en Occidente, y pasa de ser un mero recetario de pócimas y ungüentos a "filosofía y ciencia para la armonía de la energía cósmica y espiritual". Mientras tanto, la elite del PCCH corría a operarse a Hong Kong y a Estados unidos poniéndose en manos de la 'infecta' medicina tradicional occidental para quitarles fruslerias como tumores, fracturas, ictus, etc. etc. Naderías que todo el mundo sabe que se curan con ungüentos y caldo de alacrán.

La chifladura intelectual toma prestado el oropel comunista chino y lo mete en la misma olla junto con toda suerte de pseudomancias y supercherias que hoy reciben el nombre de terapias "alternativas". Pero lo más importante: lo alternativo es además signo de modernidad, en contraposición a lo obsoleto y facha: la medicina tradicional. En el mismo viaje, se tomaron también otras máncias y pseudotécnicas y una de ellas es el feng shui.

Que las medicinas alternativas y el feng shui tienen poco o ningún fundamento científico es irreprochable. Que éstas y otras similares funcionan con el único impulso del efecto placebo es un hecho harto demostrado. Pero es que nadie que lea o analice racional y seriamente un manual de feng shui podrá encontrar el más mínimo argumento lógico que sustente todo ese tinglado. Todo se reduce a una serie de normas que se imponen "por tradición milenaria" que nadie sabe muy bien a qué vienen a cuento ni si tienen alguna base empírica. No importa, todo vale cuando se trata de "reequilibrar los flujos de energía positiva" sea lo que carajo sea que signifique eso. Desde este punto de vista, tiene el mismo sustento racional que cualquier religión: ninguno.

Otra cosa bien distinta es entrar en el terreno de las convicciones personales. El que uno quiera o no quiera ser víctima de sus supersticiones no pasa de ser un tema personal y libre. Pero claro, cuando esa superstición entra de lleno en la esfera pública, que es el caso que me ocupa, cuando esta superchería invade el rango oficial y es pagada con mí dinero, entonces es cuando surge un energético cabreo en mi ser librepensador.

Qué pensaría Vd. si la noticia del feng shui fuera, por ejemplo, la siguiente:

- La consellera de Interior del Gobierno Catalán contrata a un obispo exorcista para que le decore su despacho, la proteja del endemoniamiento y la posesión diabólica y adorne con cirios, imágenes policromadas de santos y estampitas todas las dependencias. El alivio espiritual notado por los trabajadores es notable y los riegos con agua bendita han mejorado su salud y su energía vital.- ¿Ridículo, verdad? Pues no lo es menos que la noticia real. Ambos casos, el de ficción y el real, son igual de irracionales, igual de absurdos, igual de supersticiosos.

Si queremos de verdad una política laica, debemos analizar la génesis de todo el problema, que no es más que el camuflaje de la superstición y superchería de las cavernas, revestido de modernidad chic decorativa. Alguien, un cargo público, que decora y paga unas dependencias oficiales siguiendo estos principios irracionales, es alguien cuyos principios orientadores en lo personal y en lo político están viciados:
  • Confunde la esfera personal con la pública.
  • Da palio a supersticiones que no soportan el mas mínimo análisis lógico.
  • Toma decisiones irracionales y no meditadas.
  • Ignora gran parte de la tradición laica de la izquierda, y por lo tanto, ignora o desoye o no comprende gran parte de los principios inspiradores de la política occidental moderna.
  • Desconoce cual es la fuente de los principios ético-morales que alumbraron todas las revoluciones políticas, empezando por la revolución francesa.
  • Abdica de su personalidad y raciocinio para ponerse en manos de algo o álguien con una autoridad 'superior' por el mero hecho de autoproclamarse así.
No es de extrañar que nacionalismos, fascismos y demás radicalismos vayan siempre de la mano de la religión y la superstición, siempre es lo mismo: el individuo se diluye voluntariamente en la matriz que les envuelve: la madre patria o la divina providencia les dan la fuerza y el ánimo de los que carecen individualmente. Siempre he dicho que el fascismo es el producto de la idiotez guiada por la locura.

Esta forma de actuar en lo personal y en lo político está mucho más extendida de lo que pensamos. En realidad es un mal social, que debemos erradicar (y por eso quiero ver mi ponencia incorporada a la ponencia política de UPyD). Si queremos abandornar definitivamente las cavernas, no basta con definir el laicismo como un divorcio de lo oficial con la religión. Debemos ir más allá y fomentar el pensamiento escéptico allá donde mejor puede surtir efecto: en las aulas.

En el fondo, el nuevo áuge que están tomando todas estas supercherías, es consecuencia de la mala calidad de nuestra formación, especialmente hiriente en los apartados de filosofía y ética. Todo se reduce a esto: sin una buena educación, las herramientas para un pensamiento crítico se atrofian y con ello quedamos inermes - en nuestro fuero interno- frente a todo tipo de imposiciones y atropellos sobre nuestro ser. Nuestra libertad, sin el concurso de la razón, es la llama de una vela abandonada enmedio de un huracán.


El fanatismo religioso toma muchas formas....

1 comentario:

  1. Pepe, yo estoy contigo. Todos los días amigos y compañeros me dan la tabarra con eso de que "racional no es, pero funcionar funciona" aplicado a la homeopatía, el chi, la acupuntura, el ayurveda, la reflexología podal y la madre que los parió a todos. El ejemplo que das es perfectamente significativo: muchos asumen como aceptable cualquier superchería que se les presente con el marchamo de lo oriental, aunque despreciarían a Tomás de Aquino por católico... Cuánta falta hace el escepticismo. Lo dicho: estoy contigo.

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