Los infraseres de la camorra, subproducto de la miseria capitalista apareándose con la amoralidad, campan a sus anchas por nuestras costas. Ibiza no es la excepción. Hace ya muchos veranos que "la banda del rolex" se ha instalado entre nosotros. Son las avanzadillas insidiosas de la gangrena social más aberrante. Y los hay de muchos otros sabores y colores...
Si nuestro país no cambia de sistema, si nos abandonamos a la descomposición administrativa y si seguimos perseverando en la debilitación del estado y sus instrumentos ejecutivos, policía, justicia, guardia civil. Este veneno humano que es la mafia se instalará entre nosotros. Debemos cercenar de raiz esta lacra. La única manera es un estado fuerte, en una Europa que habilite los medios adecuados para combatir con toda la contundencia a estos subproductos degenerados de la sociedad.
No hay palabras para describir el horror que supondría el que les permitamos asentarse aquí. Pero, desgraciadamente, tenemos todos los boletos...
Su corrupción es tan poderosa y letal que ellos solos pueden comprarse un pequeño "estado libre adherido" al modo que lo concibe Bernat Joan.
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