No puedo reprimirme, tan pronto he sabido de la noticia, he tenido que tomar el teclado y ponerme a escribir. En la línea de mi anterior post acerca de la prostitución mutua entre fútbol y política.
No puedo creer que nuestros políticos asistan impertérritos a semejante dislate, sin hacer nada. Este despilfarro funesto debe ser cortado de raíz. Nadie sabe a qué oscuros intereses obedecen estas maniobras, sin embargo, la obscena malversación de dinero, que en última instancia es fruto del trabajo colectivo: parte de nuestra riqueza, en semejante ostentación espuria se me hace dificil de tolerar. Y no se rinden cuentas a nadie, nadie sabe qué comisiones, que chalaneos, que contrapartidas administrativas se han tenido que negociar para poder financiar esta orgía del capitalismo. Y la borregada, tan contenta, hala ya se han gastado ¡dieciseismil millones de las antiguas pesetas! en la ficha de un jugador de futbol, un señor que se dedica a darle toquecillos a una pelota. Somos los más machotes, somos los más ricos.
Una vez más, semejante error reside en confundir valor con precio. Entérense bien los aficionados y socios de cualquier club de futbol: no se han incorporado noventa y seis millones de euros de futbolista en canal al patrimonio del club; simplemente se han volatilizado estos dineritos, que darían para construir varios hospitales, innumerables escuelas públicas y podrían dar muchos puestos de trabajo. Todo para sublimar a la bestia fascista, para mantenerla en un duermevela, la turba enfervorecida y fuera de sí es el perfecto instrumento de chantaje político.
Exhibiciones como esta deberían estar prohibidas. Mientras sigan pasando cosas como esta en este país, no tendremos remedio.
La fina línea entre la solidaridad y la antipolítica
Hace 7 horas
No hay comentarios:
Publicar un comentario