Una de las gratificaciones más grande (tal vez, la única) que proporciona el estar afiliado a un partido como UPyD, es la de que el activismo en el seno del partido comporta también un trabajo intelectual, precisamente en aquello que más nos preocupa a los ciudadanos: el presente y futuro político. Lejos del machacón "y tú mas" y de discusiones estériles sobre lugares comunes y puntos de vista esteriotipados, el militante promedio de UPyD tiende a elaborar un discurso propio sobre los diversos temas que nos agobian, y tiende a compartirlo de manera civilizada con los demás.
No hay hecho ningún censo que hable de la "densidad de blogs por afiliado cuadrado" en la blogosfera progresista de UPyD, pero, por la actividad humeante de facebook, blogs y demás foros, parece que tiende a ser elevada. Igualmente, las proclamas, los manifiestos y las acciones callejeras copan bastante, si no todo, nuestro tiempo libre y familiar.
Este hecho tiene una lectura simétrica, sucede por que hablamos de UPyD, pero podemos hablar de UPyD por que sucede....
El afiliado y votante de UPyD tiene muchos de los ingredientes del consumidor moderno, descritos en "The Cluetrain Manifesto". A éstos ciudadanos no se les puede ganar con mensajes subliminales y descalificaciones estándar de la política del otro, no les basta con la jerga zombi de los portavoces. Hay que ofrecer algo más, hay que ofrecer alternativas reales y mensajes con contenido, con tripas. Por otro lado, el militante y simpatizante estándar de UPyD exige además tener su voz, de alguna maera, exige un dialogo. Es lo que el Cluetrain Manifesto llama "La Voz".
El dialogo con y entre la militancia, con la base civil es el hecho diferenciador que hace de UPyD un partido novedoso y pionero. Pero no basta con permitir este dialogo, el feedback tiene que ser aprovechado de manera positiva. Y esta circunstancia no liga bien con la estructura de poder de los viejos partidos del Siglo XX. De nada sirve dar voz al ciudadano militante, si después no se aprovecha esta riqueza, este fermento. Yo presumo de ser miembro de UPyD, y desde entonces, ya no me preocupo por el estado actual de las cosas. Sé que estoy en el lugar adecuado y en el momento justo para hacer oir mi voz y la de mis compañeros, para sembrar la semilla de lo que será la acción política del mañana inmediato, de la política Española del Siglo XXI.
Cuando digo que UPyD es pionero, no puedo dejar de mencionar a Ciutadans, partido del que solo me llegan referencias muy pesimistas o negativas. C's fue el primer partido político con esta materia prima y estos planteamientos. Desgraciadamente, yo oí hablar de Ciutadans por primera vez cuando Albert Rivera fue entrevistado en una TV3, obligada ésta a dar cuenta de la composición del nuevo parlamento autonómico, demasiado tarde. Solo con oir dos frases resumidas del ideario político de Ciutadans de boca de rivera, desee inmediatamente poder llegar a votarles.
La poca ambición, o el miedo, les llevó a reservarse únicamente para la política catalana cuando en realidad el espacio de demanda de un partido como ese era toda España. Su propio análisis erróneo de las circunstancias de su génesis les llevo a autodientificarse como un producto genuinamente catalán, sin ver que las raíces socio-políticas de su origen eran más profundas que las coyuntura puntual del autonomismo catalán.
Además, no supieron canalizar todo el debate interno, toda la energía individual de sus miembros hacia objetivos sociales distintos a los propios internos de su partido. Los motivos se me escapan (los puedo intuir, pero mentiría si dijera que puedo emitir un juicio)
No tardarán en nacer o refundarse otros partidos con el mismo esquema de participación. Cuanto más dialogo interno exista, más implicación. El gran reto consiste en canalizar toda esa energía para convertirla en acción política legislativa y social. Y se trata, en mi opinión, de un problema meramente logístico, de organización y de estructura en red.
Todo esto viene a cuento por lo que publicaré en estos sucesivos días, como ejemplo de esa acción política de base...
Hasta mañana
La primera vez que yo oi a Albert Rivera fué en una entrevista en Libertad Digital con Federico y al igual que tú, me dije este es el mio, los problemas posteriores se me escapan pero su discurso me cautivo
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